domingo, 12 de abril de 2015

Moral social y participación de la iglesia

 Moral social y participación de la iglesia

En la Iglesia siempre ha existido eso que hoy llamamos «moral social», cuyo objetivo es mostrar cómo debe ser la vida en sociedad según la fe cristiana. La enseñanza social de los santos padres (es decir, los grandes teólogos de los ocho primeros siglos) fue, por lo general, de carácter ocasional, a través de homilías, pero se caracterizó por un notable talante profético. Con la escolástica comenzaron ya los tratados sistemáticos, que alcanzaron en el siglo XVI gran altura y notable influencia. 





Dos son las fuentes de la moral social: la Sagrada Escritura y la razón humana. Como es lógico, en la Biblia no se encuentran juicios sobre la mayoría de las cuestiones sociales que hoy nos preocupan, porque no existían entonces. Sin embargo, encontramos en ella una serie de principios —el destino universal de los bienes, la preferencia por los débiles, la autoridad como servicio, etc. Con los que es posible enjuiciar las realidades actuales. El recurso a la razón es igualmente necesario, sobre todo si pretendemos que nuestro discurso ético pueda tener alguna validez para quienes no comparten la fe cristiana.
En la moral social existen ciertos principios de carácter permanente. El más importante de todos es la dignidad de la persona humana, del que se derivan otros dos: el principio de solidaridad (todos somos responsables de los demás) y el principio de subsidiariedad (las instancias superiores deben respetar las iniciativas de las instancias inferiores que favorezcan el bien común, e incluso facilitarles los medios necesarios para llevarlas a cabo). Ambos principios se complementan. Debido al principio de solidaridad la moral social cristiana se opone a todas las formas de individualismo, y debido al principio de subsidiariedad se opone a todas las formas de colectivismo.

Debido a lo dicho anteriormente, podemos decir que nuestra participación en la iglesia depende de nuestra moral social, al reconocernos como seres que necesitan de los demás, evitando conductas individuales que nos lleven a la exclusión social, por lo tanto el primer paso es relacionarse con los demás para poder formar parte de la religión católica.  





Referencias:

http://www.mercaba.org/Catequetica/M/moral_social.htm

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